lunes, 20 de mayo de 2013

Vaticano para Todos

Francisco, como ya sabemos, es el nuevo Papa. Papa argentino, sudamericano, carismático, nuestro. El pasadito 13 de marzo, hace solo 67 días, expresó, minutos antes de saludar al mundo en la Plaza de San Pedro, su voluntad de ser conocido como 'Francisco', así a secas, en memoria del santo de Asís que inspiró su devoción cristiana. Lleva varios “títulos” en su personalpedia, como el de Primer Papa Jesuita y el primero del Hemisferio sur. También, es el Primer Papa Americano, el primero hispano desde el cuestionadísimo Alejandro VI (si, si, el Papa Borgia, y para los que no escucharon hablar de éste espécimen único en la memoria cristiana renacentista, les recomiendo la serie de STARZ “The Borgias”… inigualable la performance de Jeremy Irons!) y también el primero no europeo desde un tal Gregorio III, al parecer un señor sirio (no pidan fotos por favor….) que gobernó La Iglesia en la temprana Edad Media. También, (y si Dios sopla vientos en popa de la nave petrina de la transparencia y el honor) será recordado por ser el Primer Pontífice en reformar el “bendito” IOR, osea, el Instituto para las Obras de Religión, más conocido por una denominación cuasi irónica Banco Vaticano… Creado en el año 1942 por Pio XII (el Papa de la polémica relación con los nazis…), el IOR, es un organismo privado con sede en el mismo Vaticano. Desde siempre, posee un Consejo de Administración formado por señores de púrpura (que por supuesto, informan toooodo a Su Santidad) interactuando, generalmente, con un presidente que proveniente del mundo de las finanzas, como es el actual caso del germano Ernst Von Freyberg. Este Instituto, de menoscabada fama por ser centro de distintos escándalos financieros en las décadas pasadas, es el próximo objetivo en la gran lista de reformas que nuestro paisano Jorge Omar pretende ejercer sobre la institución más antigua de la tierra. Resulta que, entre varios intríngulis chíngulis, el IOR empezaría a ajustarse a normas que no solo contemplan a la Unión Europea como modelo, sino también al sentido común: es hora que, definitivamente, sus balances sean publicados! (nunca hasta ahora salieron a la luz). En los queridos y glamorosos eighties (los años 80), el IOR, encabezado entonces por el cardenal Paul Marcinkus, estuvo en el tapete de varios escandaletes al descubrirse su participación en lavado de dinero de la mafia italiana. ¿Cómo terminó la vergüenza pública? Bueno, Marcinkus, obviamente, pagó toda la culpa (habrá un infierno diferente para quien le roba a Dios?), sin embargo... el IOR permaneció incólume… Apenas asumía, y en la misa de este último pentecostés, El papa Francisco dejó de entrever la polémica que se avecinaba sobre la entidad crediticia de la santa Sede al declarar abiertamente que "La economía existe para servir al hombre. Nos preocupamos de los bancos mientras la gente se muere de hambre", en clara referencia a los banqueros de las propias filas. Estos nefastos exponentes, adalides de los sectores más conservadores y retrógrados de la Iglesia, tragaron saliva…sintieron un escozor inesperado en el estómago. Definitivamente, se les iba a hacer difícil propender al libertinaje, con este Papa ya no podrían joder… Aparentemente, el nuevo proyecto de nuestro groso Holy Father, consiste en pasar al mentado banco al control directo de la Santa Sede, puntualmente a las manos de la Pontificia Comisión del Estado de la Ciudad del Vaticano. Este hecho, le permitiría al Papa Francisco hacer una serie de revisiones y responder, con la seriedad que lo caracteriza, a los pedidos de investigación que han planteado algunos fiscales italianos. Sin embargo, me permito preguntar ¿Cómo hacer para desbaratar la óptica mundial de que el Banco Vaticano recicla el dinero de la mafia? «Efectivamente, es una percepción que puede responder o menos a la realidad», contestó por su parte hace muy poco a Clarín, en un sincericidio sin precedentes, Monseñor Sorondo. Volviendo a Pentecostés, no podremos olvidar cuando en ese, uno de sus primeros sermones como Nouvelle Vicario de Roma, Jorge Omar Bergoglio proclamó: “Si (…) nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia", prédica que sin duda aborda la transparencia anhelada por todos los sectores de la Buena Iglesia. En las “congregaciones generales”, osea las reuniones preliminares al cónclave que hizo brotar el humo blanco que anunció el papado de Bergoglio al mundo, ya se hablaba acaloradamente sobre el IOR, ya que en los últimos tramos del papado de Benedicto XIV se habían filtrado X Files vergonzantes llamados Vatileaks, vinculando en chanchullos innominables a varios personajes influyentes europeos, incluyendo al presidente precedente del IOR, Don Ettore Gotti Tedeschi, el mismo que aún hoy asegura que si no le permiten hablar personalmente con el Papa Francisco, ventilará “todo al respecto” a la prensa. Por lo que hay que deducir, claramente, que aún hay cositas que se desconocen… Francisco, pendiente de todo, sonriente pero no zonzo, espera pacientemente para rectificar definitivamente el sendero ético de la cúpula de la Iglesia. Detrás de esos lentes que aumentan no solo en graduación, sino también en astucia y aguda inteligencia, asegura que el Espíritu Santo "salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto", e "impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio…". Gracias Francisco! Ahora sí, Vaticano Para Todos…

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